domingo, 30 de mayo de 2010

LA TRINIDAD


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. É1 me glorificará, porque recibirá de mi lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará”.

Jn. 16, 12-15

domingo, 23 de mayo de 2010

PENTECOSTÉS


Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros”.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidas”.

Jn. 20, 19-23

miércoles, 19 de mayo de 2010

VIGILIA DE PENTECOSTÉS


El próximo sábado 22 de mayo, a las 22,00 h. en la Catedral, se celebra la Vigilia de Pentecostés. Os invitamos a participar de esta celebración junto a toda la Iglesia diocesana de Salamanca.

sábado, 15 de mayo de 2010

LA ASCENSIÓN


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto”.
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Lc. 24, 46-53

lunes, 10 de mayo de 2010

¿QUÉ MÁS QUIERES?


¿Y qué más quieres que alumbrar?
¿Qué más quieres que dar vida?
¿Qué más quieres que crear algo
que en ti está como semilla?
¿Y qué más quieres que alumbrar?
¿Qué más quieres que dar vida?
¿Qué más quieres que crear algo
que está esperando salida?

Si te arriesgas a expresar lo que tus ojos descubren
Podrán todos contemplar las aguas que de ti fluyen.
Saca lo que tienes dentro. Rómpete si es necesario.
Que tan pronto como lo hagas vivirás más renovado.

Para alumbrar los hogares unid todos vuestras manos.
Esa sí será la obra que genere más hermanos.
Sal de ti: Expándete. Con tus manos haz las mías.
Con las de otros enlazadas, tendrás paz, más alegría.

Brotes de olivo

domingo, 9 de mayo de 2010

VI DOMINGO DE PASCUA


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: ‘Me voy y vuelvo a vuestro lado’. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo”.

Jn. 14, 23-29

martes, 4 de mayo de 2010

PASÓ LA PASCUA, TERMINÓ TODO...

Ya pasaron los días de la Semana Santa, y después de celebrar la Pascua volvemos a casa. Parece que al regresar al mismo ambiente de siempre, al llegar a mi cuarto, al ver a mi gente, tener que volver a coger los libros… todo está ya lejos. ¿Dónde han quedado todos mis sentimientos? Si hace unos días estaba lleno de alegría, sentía muy dentro a Jesús muerto y resucitado, y sobre todo me sentía con ganas de cambiar, de comerme el mundo, de ser mejor persona, y de anunciarles a todos lo que había visto y oído. Sin embargo hoy, parece que todo eso queda lejos, es verdad que Jesús ha resucitado, pero ahora no lo siento tanto. Si me faltan los compañeros y los amigos de la Pascua, esto es mucho más difícil. Si tengo que volver a orar solo y sin power point, todo se complica. Entonces ¿es verdad que algo ha cambiado en mi vida? ¿qué sentido tiene todo esto? ir de Pascua, tener unos días de subidón y ver como después parece que todo se va como el humo.
Si lo pienso fríamente, una vez en casa las cosas siguen igual que cuando me fui. Estoy de bajón y empiezo a pensar que todo eso que los otros días sentía claramente, quizá no fuera tanto cosa de Dios, sino más bien paranoias mías. En el fondo veo que el mundo no cambió tanto con la resurrección de Jesús… Hoy tampoco lo vemos, igual que antes de su muerte, sigue habiendo mal, hay guerras, la gente muere… ¿tiene sentido todo esto? ¿qué es eso de la nueva creación? porque parece que no cambia mucho respecto de la vieja.
Hace tiempo hablaba de todo esto con un amigo y él me respondía con una pregunta. Me decía si pensaba que el mundo era diferente porque yo estuviera en él, y si cambiaba algo que yo creyera en Dios y viviera como cristiano o no. Esto me hizo pensar mucho sobre las experiencias de fe que he ido viviendo. Quizá parece que cuando pasan no son nada, y que todo se ha evaporado. Pero mirando hacia atrás veo que han ido dejando un sustrato, poquito a poco, grano a grano, que me ha hecho cambiar y ser mejor. Estos cambios no han venido de golpe, como me hubiera gustado después de cada Pascua y de cada experiencia, han sido más lentos y por ello más reales. A mí me hubiera gustado que fueran como un torrente, que arrasara con todas mis miserias a su paso. Sin embargo estos torrentes, a la vez que se llevan lo malo, destrozan y terminan con lo bueno. Mientras que la gota de agua que va cayendo poco a poco, finalmente riega y humedece la buena tierra en la que cae. Puede que el Domingo de Resurrección no me convierta en el cristiano ideal que me he imaginado en la Pascua. Pero mirando hacia atrás, veo que año tras año voy acercándome un poco más al Resucitado.
Tanto como si lo siento con una euforia tremenda, o no lo termine de sentir, de lo que no puedo dudar es de una cosa: Jesús ha muerto y resucitado. Quizá la mejor metáfora con la que lo puedo expresar y la que más me ayuda es la de la luz. El mundo, antes de la resurrección de Jesús estaba a oscuras, y en las tinieblas no se podía ver nada. Jesús al resucitar iluminó todo de una manera nueva, marcándonos el camino a seguir. Lo que ocurre es que con frecuencia nos acostumbramos, y me acostumbro a vivir con luz, y pienso que ha estado ahí siempre. Veo el camino por el que he de avanzar, pero prefiero vivir como si no lo viera, para así poder ir por donde quiera.
Ahí está el reto de la Pascua: ser valientes y seguir el camino que Jesús ha iluminado con su muerte y su resurrección. Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero tampoco dijeron que nos fuera a faltar su ayuda: Él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.


Dani Cuesta sj

domingo, 2 de mayo de 2010

V DOMINGO DE PASCUA


Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.

Jn. 13, 31 33a. 34 35