martes, 4 de mayo de 2010

PASÓ LA PASCUA, TERMINÓ TODO...

Ya pasaron los días de la Semana Santa, y después de celebrar la Pascua volvemos a casa. Parece que al regresar al mismo ambiente de siempre, al llegar a mi cuarto, al ver a mi gente, tener que volver a coger los libros… todo está ya lejos. ¿Dónde han quedado todos mis sentimientos? Si hace unos días estaba lleno de alegría, sentía muy dentro a Jesús muerto y resucitado, y sobre todo me sentía con ganas de cambiar, de comerme el mundo, de ser mejor persona, y de anunciarles a todos lo que había visto y oído. Sin embargo hoy, parece que todo eso queda lejos, es verdad que Jesús ha resucitado, pero ahora no lo siento tanto. Si me faltan los compañeros y los amigos de la Pascua, esto es mucho más difícil. Si tengo que volver a orar solo y sin power point, todo se complica. Entonces ¿es verdad que algo ha cambiado en mi vida? ¿qué sentido tiene todo esto? ir de Pascua, tener unos días de subidón y ver como después parece que todo se va como el humo.
Si lo pienso fríamente, una vez en casa las cosas siguen igual que cuando me fui. Estoy de bajón y empiezo a pensar que todo eso que los otros días sentía claramente, quizá no fuera tanto cosa de Dios, sino más bien paranoias mías. En el fondo veo que el mundo no cambió tanto con la resurrección de Jesús… Hoy tampoco lo vemos, igual que antes de su muerte, sigue habiendo mal, hay guerras, la gente muere… ¿tiene sentido todo esto? ¿qué es eso de la nueva creación? porque parece que no cambia mucho respecto de la vieja.
Hace tiempo hablaba de todo esto con un amigo y él me respondía con una pregunta. Me decía si pensaba que el mundo era diferente porque yo estuviera en él, y si cambiaba algo que yo creyera en Dios y viviera como cristiano o no. Esto me hizo pensar mucho sobre las experiencias de fe que he ido viviendo. Quizá parece que cuando pasan no son nada, y que todo se ha evaporado. Pero mirando hacia atrás veo que han ido dejando un sustrato, poquito a poco, grano a grano, que me ha hecho cambiar y ser mejor. Estos cambios no han venido de golpe, como me hubiera gustado después de cada Pascua y de cada experiencia, han sido más lentos y por ello más reales. A mí me hubiera gustado que fueran como un torrente, que arrasara con todas mis miserias a su paso. Sin embargo estos torrentes, a la vez que se llevan lo malo, destrozan y terminan con lo bueno. Mientras que la gota de agua que va cayendo poco a poco, finalmente riega y humedece la buena tierra en la que cae. Puede que el Domingo de Resurrección no me convierta en el cristiano ideal que me he imaginado en la Pascua. Pero mirando hacia atrás, veo que año tras año voy acercándome un poco más al Resucitado.
Tanto como si lo siento con una euforia tremenda, o no lo termine de sentir, de lo que no puedo dudar es de una cosa: Jesús ha muerto y resucitado. Quizá la mejor metáfora con la que lo puedo expresar y la que más me ayuda es la de la luz. El mundo, antes de la resurrección de Jesús estaba a oscuras, y en las tinieblas no se podía ver nada. Jesús al resucitar iluminó todo de una manera nueva, marcándonos el camino a seguir. Lo que ocurre es que con frecuencia nos acostumbramos, y me acostumbro a vivir con luz, y pienso que ha estado ahí siempre. Veo el camino por el que he de avanzar, pero prefiero vivir como si no lo viera, para así poder ir por donde quiera.
Ahí está el reto de la Pascua: ser valientes y seguir el camino que Jesús ha iluminado con su muerte y su resurrección. Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero tampoco dijeron que nos fuera a faltar su ayuda: Él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis.


Dani Cuesta sj

4 comentarios:

Nadezhna dijo...

... al leer el texto, eso de las gotas de agua, me he acordado de mi padrino... alguien a quien debo gran parte de mi experiencia de encuentro con Jesús... unos días antes de hacer mi primera comunión, me dijo que Jesús llega así, como una gota de agua que cae en un océano... Aparentemente débil (sin duda no tan potente como ese torrente del que habla Dani)... que parece que se va a extinguir en un mar tan inmenso (y que aterra tanto)... pero, sin embargo, tiene la suficiente fuerza para mover el resto del agua.... ¿Os habéis fijado en esos círculos concéntricos que hace al caer? Así, poquito a poco... casi sin darnos cuenta... esa gota es capaz de mover el inmenso océano... Quizás ese es su lenguaje.
Un abrazo a tod@s

Charlie sj dijo...

qué grande eres Dani, siempre tienes palabras pa'tó...
Gracias por hablarme de este blog. Espero que os ayude a ir formando esa comunidad unida y sincera que ponéis al principio!
No sabéis cuánta vida podéis dar si os ponéis en camino
Un abrazo y nos vemos los sábados

Unknown dijo...

"...porque tienes esa FE, imposible de romper...Porque sientes esa LUZ aunque no la ves... "

Christian Charles dijo...

Increíble. Es verdad!
La rutina nos invita a ser siempre el mismo de siempre.
Creo que, después de todo retiro vivido en la Pascua, muerte e resurrección de Jesucristo, la vida nos invita a dejar ser sorprendido por Dios, a dejar un espacio para cambios...
Al volver a mi rutina, he tomado la decisión de dejar un espacio abierto para que el Señor sorprenderme por medio de todo y todos.
Un gran abrazo a tod@s!