lunes, 4 de noviembre de 2013

EXPERIENCIAS DE VERANO. CAMPAMENTO PARROQUIAL

Parece que fue ayer cuando estábamos en julio. Normalmente uno llega agotado tras un curso intenso, con las esperanzas puestas en un verano para descansar, irse de vacaciones con los amigos… Todos deseamos que llegue el verano y que traiga novedad, oportunidades de hacer cosas distintas, visitar lugares menos habituales…
Pero hay algo para lo que no hay vacaciones, y es el encuentro con Dios. Por este y otros motivos decidí dedicar mi verano a los campamentos de la parroquia.
El Campamento de los Grupos Juveniles en Alba de Tormes (más conocido como el “Campamento de Mayores”) no es sólo una salida de verano para pasármelo bien con los chavales junto con mis compañeros. Es un encuentro con Jesús para afianzar todo lo aprendido durante el curso. Es un momento para convivir y aprender unos de otros. Y como no, es una oportunidad para acercarnos más a Jesús y dedicarle tiempo para que nos conozca un poco más.
Aparentemente la idea de irse de Campamento con chavales de 12 a 16 años, desde el 31 de julio al 11 de agosto, no es para pensar que vas a pasar el verano de tu vida. Pero si miro atrás en el tiempo y voy al principio del mismo, tengo muchas razones para estar agradecido. A pesar de formar un equipo de monitores más que conocidos, y que la mayoría de los chicos que vinieron ya son veteranos, siempre hay gente nueva que se convierte en importante en nuestras vidas y deja huella.
Y es que, ver como en esos chavales, a los que ayudas en sus progresos como personas, hacen temblar el suelo en el que vivimos, es una sensación única. En esos momentos se comprueba la grandeza de nuestra labor de monitores. Ahora comprendo todo lo que he recibido cuando yo estaba en su lugar, que recibí gratuitamente y que ahora tengo la oportunidad de devolver.
Así vuelvo a casa, convencido de que tenemos que seguir caminando, que aunque a veces flaqueen las fuerzas y el cansancio, Jesús camina a nuestro lado, y con la convicción de que no puede ser de otra forma.
Sólo queda agradecer lo vivido, disfrutar de lo recibido y aprender de los errores. Coger fuerzas para el año que viene y seguir trabajando para que los chicos pongan la mirada en que otro mundo es posible.
Sesy

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