jueves, 27 de marzo de 2014

FIJOS LOS OJOS EN CRISTO

No nos dejemos engañar por la tromba de palabras de esta canción. Podemos comprobar, si nos lo proponemos, que cada frase o cada estrofa posee dentro de sí mucho más de lo que aparentemente puede parecer. Leer o escuchar. Leer y escuchar. Detenerse en aquello que interpele. Desde el principio hasta el final. Hay tanto…
Sin embargo, también hay que dejarse llevar por la fuerza de la declamación y de la expulsión de tantas ideas que fluyen por la cabeza y por la boca. En ocasiones, así es como nos sentimos y no podemos parar esas palabras que van dando tumbos y que luchan por salir. Momentos difíciles, de debilidad, de lucha, y también de fortaleza y paso ligero. Cada día con su afán.
En este tiempo de caminar hacia la Pascua nos podemos encontrar a una gran cantidad de personas (María, Juan, Pedro…) y situaciones que nos pueden hacer mirar afuera y contemplar (caídas, insultos, latigazos, negaciones, sufrimiento, ayuda, acompañamientos, lágrimas, alegrías…). Y a la vez mirarnos a nosotros, más adentro, profundamente.  Aun así, los ojos que contemplan tantas cosas van a fijarse directamente en Él. Fijos los ojos en Cristo. Vida entregada, hasta el final.
El resto queda de tu mano. El resto queda en tu mirada.

“Atraído por tu cruz, por tu irresistible fuerza,
por tu amor, resurrección, por tu generosa entrega.
Mi mirada, mi interior, desde el corazón te digo,
pendiente de ti, fijos los ojos en Cristo.”

José Javier Redero Madruga

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