domingo, 20 de abril de 2014

RESUCITÓ

El amanecer de aquel día, el primero de la semana… el primero de todos los días, el sol que se despertaba trajo la luz que nos permitió verlo todo nuevo… ver y creer.
En nuestro día a día vamos como aquellos discípulos de la primera mañana, corriendo en busca de algo que nos cambie la vida, que transforme la desesperanza en esperanza, la noche en día, los grises en colores… Pero vamos tan a prisa que no somos capaces de ver que todo eso que buscamos ya está en nuestras vidas, que no hay que llegar al sepulcro para comprender que el Señor ya ha resucitado.
Si fuésemos así por la vida, con la mirada puesta en el Resucitado, veríamos hombres y mujeres que son capaces de salir de su propio querer e interés y pensar iniciativas sencillas que levanten a tantos hermanos y hermanas despojados por esta situación en la que estamos obligados a vivir.
Hombres y mujeres que dedican horas de su tiempo a compartir con otros, a acompañar a los que más lo necesitan.
Hombres y mujeres que responden generosos a la llamada a acercar a Dios a los otros, compartiendo su experiencia de encuentro con Él.
Hombres y mujeres que viven con una sonrisa, haciendo que la vida de los otros se llene de claridad.
Hombres y mujeres fieles, que esperan contra toda esperanza, confiando aunque a veces duden de que vuelva a amanecer.
Hombres y mujeres que renuncian a brillar para iluminar otras vidas, otras realidades.
Hombres y mujeres, en fin, que ya viven su vida en clave de Resurrección, porque no hay que esperar a llegar al sepulcro para saber que Él vive. Y que si afinamos bien la mirada podremos encontrarle en cada rincón de nuestras vidas.
Iniciamos hoy el tiempo de Pascua. 50 días para aprender a caminar a la luz del Resucitado, para ver y creer.
Ojala que este tiempo transforme nuestro corazón y toda nuestra vida.
Quiero compartir con vosotros un regalo especial en este Domingo de Resurrección. Se trata de un texto de Hamlet Lima Quintana. Es para todos, pero permitidme que al transcribirlo traiga a la memoria a todos los que durante estas últimas semanas habéis hecho de este blog de los Jóvenes del Milagro un lugar de encuentro anticipado con el Señor Resucitado, y a todos los que en estos días de Pascua hemos compartido, de mil maneras, la historia de amor más grande jamás contada. Feliz Pascua de Resurrección.
Hay gente que con solo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales; que con solo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas, que con solo empuñar una guitarra hace una sinfonía de entrecasa. Hay gente que con solo abrir la boca llega a todos los límites del alma, alimenta una flor, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria pues sabe que a la vuelta de la esquina hay gente que es así, tan necesaria.
Jesús Pombo

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